¿Por qué debiese ser yo Presidente de la República de Chile?
- Patricio Valenzuela
- 25 jun
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 29 jun
25 de Junio de 2025
Durante mi campaña como precandidato presidencial independiente, he recibido continuamente la misma pregunta: ¿por qué, entre tantas(os) candidatas(os), debiese ser yo el próximo Presidente de la República de Chile? Es una pregunta completamente legítima, pues no he sido militante de partido político ni figurado en la esfera pública con anterioridad. Permítanme, entonces, explicar mi respuesta a tan válida pregunta en esta entrada.
Mi respuesta estará descrita en base a enunciados que, en su conjunto, entregan la visión completa de mi motivación y argumentos para dirigir al país en el próximo periodo:
Lamentablemente, debido al deterioramiento de la convivencia cívica en nuestro país, el espectro político en su totalidad está deslegitimado a ojos de la sociedad civil en términos de su representatividad. Más allá de describir las razones de este deterioramiento (bien entendido por la gran mayoría), deseo enfocarme en el problema que la deslegitimación produce para implementar una salida democrática a la crisis sociopolítica de Chile.
La deslegitimación del espectro político a ojos de la sociedad civil implica que toda propuesta del espectro político a la nación para recomponer la convivencia cívica, independiente de su contenido, será desechada sólo por originarse en el espectro político actual.
Una salida democrática a la crisis sociopolítica de Chile necesita, pues, de ayuda externa al espectro político. Con esto, no me refiero necesariamente a la creación de un nuevo partido político (idea que, personalmente, no considero sea la solución al problema en cuestión), sino que a la existencia de una persona (o un grupo de personas) sin militancia en partidos políticos y sin exposición pública previas, dispuesta(s) a ayudar a recomponer la convivencia cívica en Chile.
Para que la ayuda sea efectiva, dicha persona (o grupo de personas) debe ser un individuo válido como mediador en la crisis sociopolítica. Para ello, es necesario que dicha persona (o grupo de personas) tenga una historia de vida intachable, no goce de privilegios y cuente con una destacable experiencia de vida personal y profesional que expanda el debate público en Chile; y que ayude efectivamente a recomponer la convivencia cívica en nuestra nación a partir del trabajo arduo y con humildad en búsqueda de unidad y consensos.
Un prerrequisito adicional para que la ayuda sea efectiva es que dicha persona (o grupo de personas) invierta su tiempo, energía y recursos económicos personales sin más afán que la ayuda genuina y profundo sentido de compromiso con el bienestar y progreso de Chile. Dicho de otro modo: la persona (o grupo de personas) que asuma este desafío debe entender y aceptar el gigantesco costo en su vida personal al trabajar en tamaña tarea.
Es con base en los puntos 1 a 5 y lo expuesto en mi Blog que deseo dedicar los próximos cuatro años de mi vida al servicio de Chile a través de la Primera Magistratura del Estado.
Por un Chile con Unidad, Paz y Armonía.







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